El Dios de la Biblia, el Dios Trino, Uno, Único y Verdadero, dice en Hechos capitulo 17 verso 30: que EL “…ahora MANDA a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan”.
Este es el mas grande mandamiento que Dios exige a todo ser humano: que se arrepienta de sus pecados; que se aparte de sus caminos rebeldes y de sus pensamientos contrarios a su voluntad revelada en la Santa Biblia, y se vuelva a El.” Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová,” dice Dios en Isaías capitulo 55 verso 6, “el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”,
Dios MANDA a todo ser humano que se arrepienta de sus pecados; no sugiere, no aconseja, no ruega. El ORDENA; EL EXIGE.
Ahora bien, ¿Por qué Dios tiene la autoridad de Mandar a todo ser humano a que se arrepienta de sus pecados?
Primero: Porque El es Creador del ser Humano:
Por eso El dice en Isaías capitulo 45 verso 12; “Yo hice la tierra, y creé sobre ella al hombre. Yo, mis manos extendieron los cielos, y a todo su ejército mandé.”Y como Creador tiene todo el derecho de Mandar a sus criaturas que hagan lo que el considere de lugar. Sin que ellas tengan el derecho de exigirle a su Creador nada. Por eso en verso 9 dice: “! Ay del que pleitea con su Hacedor! … ¿Dirá el barro al que lo labra: ¿Qué haces?; o tu obra: ¿No tiene manos?!Ay del que dice al padre: ¿Por qué engendraste? y a la mujer: ¿Por qué diste a luz?!” . ¿Seria lógico; tendría sentido común que el barro le diga al alfarero qué haces? o que un hijo le diga a sus padres: mami, papi ¿Por qué ustedes me trajeron al mundo? Claro que seria ilógico y hasta un acto de locura. De la misma manera pasaría, si el ser humano comienza a cuestionar a Dios, sobre su autoridad. Así como nuestros padres tienen todo el derecho de mandarnos los que ellos consideren, así Dios que creó al ser humano, tiene TODO EL DERECHO DE MANDAR A TODO SER HUMANO QUE LE OBEDEZCA; que haga lo que El le manda.
Segundo: Porque El es el Único Dios que existe:
Por eso El dice en Isaías capitulo 45 versos 5,6: “Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste, para que se sepas desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone, que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo,” y en el Capitulo 44 versos 6 y 8: “Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios.” El, como Dios, tiene toda la Autoridad para exigir lo que El quiere, de quien quiere y como lo quiere. Por eso es que en Salmos 135 versos 5 y 6 dice: “Porque yo sé que Jehová es grande, y el Señor nuestro, mayor que todos los dioses. Todo lo que Jehová quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos.”
Tercero: Porque El es el Gran Juez de todos los Seres Humanos:
Por eso Dios dice en Isaías Capitulo 40 Verso 10 : “He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro.” Y en Hebreos 9 Verso 27: “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio.” Dios juzgara a todos los seres humanos; y como Juez Supremo, el exige ahora, que para ser declarado no culpable en ese juicio, hay que arrepentirse de sus pecados; el que no obedezca, no solo ya es culpable, sino que recibirá todo el castigo de Dios, en el lago que arde con fuego y azufre.
Dios, el Dios de la Biblia, dice que todos los seres humanos somos pecadores; seres rebeldes a sus mandatos; seres desobedientes a sus preceptos; seres que hacemos lo que el ha mandado que no se haga; y no hacemos, lo que el ha mandado que se haga.
Dios dice en Éxodo capitulo 20 versos 13 al 17: “No mataras. No cometerás adulterio. No hurtaras. No hablaras contra tu prójimo falso testimonio. No codiciaras la casa de tu prójimo, no codiciaras la mujer de tu prójimo… ni cosa alguna de tu prójimo”; Pero Nosotros por naturaleza decimos, sí mataremos; sí adulteraremos; sí robaremos; nosotros decimos sí, seguiremos hablando mentiras de nuestro prójimo; sí, seguiremos codiciando la mujer de los demás; sí, codiciaremos las cosas de nuestro prójimo.
Por eso dice Dios en Gálatas capitulo 5 versos 19 al 21: “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, Iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgias, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales les amonesto, como ya les he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredaran el reino de Dios”
Y en Apocalipsis capitulo 21 verso 5, Dios dice: “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.”
En otras palabras, no solo somos seres pecadores, inclinados de forma natural y espontanea a pecar contra Dios, a rebelarnos contra El; sino que por esa misma condición, merecemos UNA CONDENACION ETERNA, por haber OFENDIDO a un Dios Eterno, Perfectísimo, Justísimo y Purísimo.
El dice, que los que practican el pecado NO heredaran su Reino, sino que heredaran “el lago que arde con fuego y azufre”.
Entonces, a la luz de lo que hemos visto, ya sabemos, de una manera mas convincente, que realmente, TODOS NECESITAMOS ARREPENTIRNOS DE NUESTROS PECADOS, y confiar en la Obra Perfecta de Jesucristo, como lo Único provisto por Dios, para alcanzar la salvación y la vida eterna. Como bien dice Dios en Hechos capitulo 4 verso 12: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”
Ahora bien, volvemos a nuestra interrogante inicial, ¿Para que Dios manda a todo ser humano en todo lugar que se arrepienta?
Para hacer con ellos tres cosas fundamentales:
La Primera es: PARA LIBRARNOS DE LA CONDENACION DEL INFIERNO:
Debido a que TODOS los seres humanos somos pecadores, merecemos, justamente ser castigado por Dios; merecemos su IRA, su JUICIO y su RECHAZO. Como dice Dios en Romanos capitulo 5 verso 12: “ Por tanto, como el pecado entro en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte paso a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.” Por eso Dios dice en Salmos capitulo 11 versos 5 y 6: “Jehová prueba al justo; pero al malo y al que ama la violencia, su alma los aborrece. Sobre los malos hará llover calamidades; fuego, azufre y viento abrasador será la porción del cáliz de ellos.”Mientras la persona permanezca sin arrepentirse de sus pecados, al morir, su herencia, su porción, será “fuego, azufre y viento abrasador”. Estará, lamentablemente, en el Infierno Eterno de Fuego y Azufre. En un lugar de terribles sufrimientos. Por no haber obedecido al Dios Justísimo y purísimo; al Dios de la Biblia.
Por eso dice Dios en Apocalipsis capitulo 20 versos 11 al 15: “Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en el…y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos…y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras…y el que no se hallo inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.” Y en el capitulo 21 verso 8: “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idolatras y todos los mentirosos tendrán su parte en lago que arde con fuego y azufre, que arde con fuego y azufre.”
Sin embargo, para aquellos que nos hemos arrepentidos de nuestros pecados y puesto nuestra única confianza de salvación en Jesucristo, Dios nos dice en Romanos Capitulo 8 verso 1: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”. Solo las personas “que están en Cristo Jesús”, y únicamente ellas, han sido libradas de la condenación eterna en el Infierno; “el que en El cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito, Hijo de Dios.”
La Segunda: PARA LIBRANOS DE LA ESCLAVITUD DEL PECADO:
Dios, cuando nos arrepentimos de nuestros pecados y creemos Únicamente en Jesucristo, no solo nos libra de la justa condenación del Infierno que merecemos, sino que también nos libra de la Esclavitud del pecado; de ese poder dominador que este ejercía sobre nosotros, y que nos llevaba a cometer un listado extenso de pecados; y a cometerlos, sin que nuestra conciencia nos molestase. Por eso, decíamos antes: “es que mi conciencia no me acusa”, o “es que yo no tengo de que arrepentirme”. El pecado nos tenía la mente y la conciencia corrompidas, y por esa razón nos gustaba pecar contra Dios. Decíamos, falsamente, que estábamos gozando la vida; cuando en realidad, nos estábamos asegurando un final triste, oscuro y catastrófico. Por eso dice Dios en Tito capitulo 1 verso 15: “Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas”
Estábamos tan esclavizados al pecado que aun los muy religiosos, los muy moralistas, no podíamos agradar a Dios; porque tampoco podíamos dejar la practica continua de nuestros pecados. Más aun, nos complacíamos también en los pecados de los demás; y hasta lo celebrábamos. Como bien dice Dios en Romanos capitulo 1 verso 32: “quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican”.
Y esta esclavitud es tan fuente; tan adhesiva; que si Jesucristo no nos liberta, nada ni nadie nos puede liberar. Por eso el mismo dice en Juan capitulo 8 versos 34 y 36: “…De cierto, de cierto les digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Asi que, si el Hijo les libertare, sereis verdaderamente libres.”
Sin embargo, al que es de Jesucristo, dice Dios en Romanos capitulo 6 versos 17,18 y 22: “Pero gracias a Dios, que aunque eran esclavos del pecado, han obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fueron entregados; y libertados del pecado, vinieron a ser siervos de la justicia. Mas ahora que han sido libertados del pecados y hechos siervos de Dios, tengan por su fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.”
No hay; no existe un cristiano real, que continúe practicando el pecado. ¡Jesucristo lo liberto!. Por eso dice Dios en la primera carta Juan capitulo 3 verso 9 y 10: “Todo aquel que es nacido de Dios. No practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en el; y no puede pecar porque es nacido de Dios. En esto se manifiestan los hijos de Dios y los hijos del diablo…”
Y La Tercera: PARA HACERNOS SEMEJANTES A EL:
Cuando Dios salva a una persona de la justa condenación del Infierno que merecía y de la esclavitud del pecado, lo hace para imprimir Su Imagen en dicha persona. “Mas ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anuncien las virtudes de Aquel que les llamo de las tinieblas a su luz admirable” dice Dios en 1ra. de Pedro capitulo 2 verso 9.
Es decir, nos convertimos de nuestros pecados a Dios, para con nuestras conductas mostrar a los que están en tinieblas, las virtudes de Dios. Ese Dios, que es Espíritu e invisible, se hace visible a los demás a través del comportamiento de los que El le da el privilegio de hacerlos sus hijos. Como bien dice Dios en Juan capitulo 1 verso 12: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.”
“Y sabemos que a los que aman a Dios”, dice Dios en Romanos capitulo 8 verso 28 ,“todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestino para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo…”
El propósito para el cual Dios llama a los pecadores al arrepentimiento de sus pecados, es para hacerlos conforme a la imagen de su Hijo: Jesucristo. Para hacerlos que se parezcan a El en su manera de pensar, de hablar y de comportarse. Por eso dice Dios en 1ra. de Pedro capitulo 1 verso 14 al 16: “Como hijos obedientes, no se conformen a los deseos que antes tenían estamos en su ignorancia; sino, como Aquel que les llamo es Santo sean también ustedes santos en toda su manera de vivir; porque escrito esta: Sean santos, porque Yo soy Santo.”
En otras palabras, no puedo decir, de forma cierta y verdadera, que soy cristiano, que me arrepentí de mis pecados y me convertí a Jesucristo, si en mi vida no estoy viviendo apartado del pecado; si no estoy haciendo lo que Dios ha dicho que debo hacer, y estoy haciendo, lo que Dios ha dicho que no debo hacer.
Por eso dice Dios en 1ra. de Juan capitulo 1 versos 5, 6: “…Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en el. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad.” Nadie, absolutamente nadie, puede decir, de forma cierta y verdadera, que es cristiano, si anda en tinieblas, si anda practicando el pecado; si el pecado es quien gobierna su vida, y no el Dios de la Biblia, a través de sus claras indicaciones, en su Santa Escritura, la Biblia.
Es necesario que se entiendan estos puntos, porque, tristemente, hoy en día, se ha puesto de moda el llamarse cristiano. Hay una gran cantidad de personas, en todo el mundo, profesando con sus labios algo, que no están evidenciando con sus vidas. Dicen pero no son.
Cuantos artistas, políticos, directores y conductores de programas de la radio y la televisión, dicen ser cristiano, pero con su conducta, alejada de lo que dice el Dios, lo desmiente.
En los tiempos de los Apóstoles pasaba lo mismo que hoy en día; gentes profesando ser cristiana sin realmente serlos. “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aun no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando El se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos tal como El es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en El, se purifica a sí mismo, así como El es puro.” 1ra. de Juan capitulo 3 verso 2,3. En otras palabras, todo el que espera ser semejante Jesucristo en su venida, se purifica aquí en la tierra, apartándose de la práctica del pecado, y asemejándose a Él, cada día. De lo contrario, no tiene derecho, no lo tiene, a decir soy cristiano.
Por eso, en el mismo capítulo 3 de 1ra. Juan versos 8 al 10, continua diciendo: “El que practica el pecado es del diablo…Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en el…En esto se manifiestan los hijo de Dios, y los hijos del diablo…”. Toda persona que diga ser cristiana, y todavía, sigue en los pasos que siempre ha andado o que lo esté dejando poco a poco, como unos alegan, Dios, el Dios de la Biblia, dice “no ha nacido de nuevo”, no es mi hijo; es, lamentablemente, un hijo del diablo. ¿Por qué? “porque el diablo peca desde el principio”, 1ra. de Juan 3 verso 8.
Mis Amados, es necesario entender estas verdades, porque Dios dice, en Juan capitulo 8 verso 32: “y conocerán la verdad, y la verdad les hará libres”. Solo la verdad revelada por Dios en su palabra puede libertar nuestras almas de la esclavitud del pecado, de la condenación del lago de fuego, y hacernos vivir aquí, con el poder de su Espíritu Santo, de una forma santa, pura y agradable a Dios.
Con razón en Salmos capitulo 15 versos 1 al 5, el Rey David se hace una pregunta: “Jehová, ¿quién habitara en tu tabernáculo? ¿Quién morara en tu monte santo? El que anda en integridad y hace justicia, y habla verdad en su corazón.” Es decir, aquella persona que anda en su casa, en el trabajo, con los vecinos, en el colmado, el supermercado, conduciendo su vehículo, con la conciencia de que Dios le está mirando; por tanto, todo lo hace para agradar ese Dios. Aquella que se conduce en todo con justicia; y que no es hipócrita con su boca, pues la verdad que dice sus labios, es la que ya esta es su corazón.
Pero para poder andar de esta manera es necesario arrepentirse de sus pecados. Decirle a Dios, desde el fondo del corazón, lo que le dijo el Rey David: “Ten piedad de mi, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones…”
Debes sentir vergueza, de haber ofendido a un Dios tan Bueno, tan Justo, tan Puro y tan Perfecto. Un Dios Fuerte, Temible, Grande en misericordia; pero que de ningún modo tendrá por inocente al culpable. Y clamarle, que por la obra perfecta de Jesucristo, el perdone tus pecados, te libre de la condenación del infierno, te liberte de la esclavitud del pecado y luego, te haga andar en esta tierra, como El anduvo.
Porque de lo contrario, dice el Dios de la Biblia, en Apocalipsis capitulo 21 versos 8 y en el capitulo 22 versos 14,15: “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idolatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entra por las puertas en la ciudad. Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, todo aquél que ama y hace mentira”
¡ Quiera Dios, que ninguno de los que leen esto, experimente ese terrible castigo!
¡Obedece a Dios, ya; y arrepiéntete de tus pecados; y de seguro, de seguro, que alcanzaras misericordia!
¡Que Dios haga germinar Sus Palabras en tu corazón! ¡Amen!